Este era uno de aquellos pisos realizados sin el amor y el carisma que les pertocaría a nuestros hogares; uno de esos pisos que durante años fueron paredes vacias a la espera de comprador levantados en tiempo de excesos.
Este proyecto llegó con la voluntad de convertir dichas parades en el hogar de alguien que, a pesar de vivir sólo, comparte con los suyos. Con rincones para conversar, comer paellas y beber gintónics.
Así pues, se conserva una distribución que funciona y se interviene en aquellos elementos que restaban al piso alegría y personalidad. Se pavimenta con un bello roble natural; se pinta con un color neutro y homogéneo para que destaquen todos aquellos elementos añadidos; se escoge cada pieza de iluminación y mobiliario con mucha personalidad. Finalmente se diseñan piezas específicas como la mesa del comedor, la bancada y el cabecero de la cama, con el objetivo de obtener un piso más exclusivo, con piezas únicas para remarcar el carácter propio que su protagonista requiere.