La cafetería Beat Cafè y Soul habla de sus propietarios y de aquello que ellos querían que fuese su local: un aire industrial con un punto romántico. Se apostó por buscar un aire de local antiguo pero sin que pareciese de cartón-piedra, que quedara debidamente integrado en el local en el que se ubica.
El Beat nació con la voluntad de que el local en sí fuese un reclamo -dado que no se encuentra en un barrio de paso- la decoración y los productos que ofrece, como la carta de cervezas artesanales, debían de hacer de este un sitio especial al que acudir y gozar. Por todo, se trabaja con el dualismo. Por un lado tenemos el aire industrial: con materiales como el cemento pulido, los muros de termoarcilla pintada, el hierro pintado del trasbarra y carpinterías, los tapizados en piel, muebles envejecidos, todas las instalaciones vistas y una iluminación técnica a base de carriles y focos. Pero por otro lado nos encontramos con elementos que le dan calidez y una sofisticación debidamente contenida: la selección de telas de los tejidos, la textura del papel pintado, la madera de roble del pavimente que sube por la barra y los puntos de luz cálida, con lámparas danesas y puntos de luz desnuda.
También hacen este lugar muy característico la variedad de opciones de sentada que encontramos. El usuario puede escoger uno u otro punto del local según la hora i quién te acompañe e incluso tener disponer de un rincón favorito. Si la barra resulta muy cómoda para tomar algo rápidamente, tenemos, por contra, un amplio sofá con pufs para grupos reducidos, butacas alrededor de mesillas de café, una amplia bancada, mesas con sillas tintadas en negro y más mesas con butacas en colores.