Esta intervención se realiza con el objetivo de que el restaurante, ya en funcionamiento, del chef Gonzalo Ferreruela, hable, a través de su decoración y atmósfera, de aquello que pasa en la cocina y cuál es su motivo de ser.
El punto de partida es el concepto "cocina de la tierra", y, huyendo de los tópicos, se buscan aquellos materiales y texturas que transmitan el carácter más propio de las Tierras de Lleida: la baldosa vidriada, propia de las cocinas más típicas; los tonos terrosos, propios de la tierra; y las maderas autóctonas o la manera tradicional como las trabajaban los carpinteros.
Además se interviene puntualmente en aquellos puntos en los que faltaba la calidez: añadiendo una nueva iluminación a una escala más próxima al propio comensal; la creación de una bodega expositiva sobre la barra; con una alacena aparador realizadas con viejas técnicas de carpintería; una nueva puerta de acceso con la típica gatera de los portales de las casa de pueblo; se incorporan grandes dibujos del artista SILE que representan los fundamentos de la cocina autóctona; y en resumen, una serie de actuaciones que le otorgan la personalidad buscada poniendo por delante el bienestar y el gozo de todo comensal.